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Prohibieron a los policías ir armados a las manifestaciones

In Noticias, Seguridad on 19 diciembre, 2010 at 19:00

El jefe de la Dirección General de Medios de la Policía Federal, comisario inspector Sebastián Seggio, defendió hoy la orden de la ministra Nilda Garré de prohibir a los agentes de la fuerza portar armas de fuego ante protestas sociales. Evitará que "se dude del origen de los disparos", dijo.

Nacionales, Seguridad, 19 Dic (SP).- El comisario Sebastián Seggio, jefe de la Dirección General de Medios de la Policía Federal, informó en la edición on line de La Nación que la fuerza se notificó de la orden que obliga a los efectivos a intervenir sólo con cascos, escudos, bastones y gas pimienta ante protestas sociales.

La publicación en la «Orden del Día», una especie de Boletín Oficial de la Federal, confirmó la medida de la responsable de la flamante cartera de Seguridad adoptada ayer, a dos semanas de los sucesos en el porteño Parque Indoamericano.

«Se trata de una orden exacta, precisa, clara y práctica para cuando los manifestantes utilizan cualquier tipo de incidente para generar repercusiones. Siempre existe la posibilidad de que se infiltre gente. Ocurre que después se duda y no se sabe de dónde provinieron los disparos», enfatizó Seggio.

El comisario inspector agregó: «La medida nos protege del riesgo de actuar contra personas que quieren lastimar a la política, al Gobierno y a la propia fuerza».

Si bien la información había trascendido este domingo mediante una publicación en un matutino porteño, Seggio explicó que estas novedades ya habían sido transmitidas al personal policial.

De hecho, funcionarios del Ministerio de Seguridad monitoreó en las últimas horas su cumplimiento en varios de los lugares afectados por las tomas de predios en forma ilegal, como el club Albariño de Villa Lugano, según la agencia Noticias Argentinas.

La flamante cartera a cargo de Nilda Garré prohibió que agentes de la Policía Federal acudan a las protestas callejeras con cualquier tipo de armas, inclusive escopetas que disparan balas de goma y pistolas lanzagases.

La decisión amplía el alcance de las restricciones que hasta el momento sólo tenían como objeto el personal de las dos primeras líneas cuando se enfrentaban en las protestas.

Ahora todos efectivos sólo podrán portar machetes, escudos y gas pimienta. Condición que incluye a los de infantería y caballería, tradicionales grupos de choque.

La orden tiene como objeto evitar nuevos heridos en tumultos.

La lucha por el territorio

In Opinión, por Jorge Giles on 19 diciembre, 2010 at 12:58

"Se puede batallar con el uniforme y la cabeza de los colonizados o enarbolando los dignos trapos de los descolonizados. En eso andamos en la Argentina y en la región", plantea Jorge Giles en esta nota.

Leemos hoy:

«La operación no ha terminado. El lanzamiento de las precandidaturas de Eduardo Duhalde, alias El Padrino y de Julio Cobos, alias El Judas, son apenas un nuevo hilvanado escénico a punto de caer en el más grotesco ridículo de la historia política argentina.
En su desesperación, siguen adelante con una operación que no encuentra sustento en la realidad social. Pueden inventar titulares, pero no pueden inventar un país que no existe más que en su fiebre por el poder.
No habrá que cometer el desatino de subestimarlos, pero tampoco es conveniente sobreestimar su capacidad real. Tienen poder de daño, pero no de construcción política. Y es ése el terreno donde las fuerzas democráticas deberán dirimir sus asuntos y proyectos, sin caer en el juego de la provocación violenta donde los únicos que ganan, son los violentos. La disputa es por el territorio y por la agenda política.
Entre esas dos coordenadas se libra la batalla por la hegemonía en el siglo XXI en el mundo entero. Se puede batallar con el uniforme y la cabeza de los colonizados o enarbolando los dignos trapos de los descolonizados. En eso andamos en la Argentina y en la región. No perder de vista el campo de la disputa se hace imprescindible a la hora de alistar las fuerzas para el gran momento de la decisión colectiva que, en democracia, será siempre la hora de las urnas.
Ese momento es antecedido por infinidad de momentos que en lo cotidiano marcan rumbos y acumulan fuerzas, o en el peor de los casos, provocan la fuga de espacios de poder y representatividad, vitales para la toma de decisiones.
En definitiva, de eso se trata gobernar un país. El proyecto nacional y popular gobernante tuvo su momento de fuga durante la llamada batalla con el campo que, en realidad, fue la primera gran batalla por la redistribución del ingreso y la riqueza. Sacar renta a los que más ganan para distribuirla entre los que menos tienen es la revolución en países como el nuestro, con clases dominantes tan anquilosadas, feudales y colonizadas.
Las ondas expansivas de esa fuga de poder se expresaron en las elecciones de junio del 2009 permitiendo, meses después, la orgía descomunal de los opositores del Grupo A asaltando las comisiones del Parlamento y la ocupación del Banco Central. Eso sí: venían de quedarse sin el tesoro fraudulento de las Afjp que era una parte sustancial de su vivac logístico.
Fue la voluntad política de Néstor Kirchner y de la Presidenta la que clausuró esa fuga y la inmediata recuperación de la energía perdida momentáneamente.
La sanción de la ley de medios significó la recuperación de la agenda política democrática, pero mucho más significó la recuperación de la porción de energía social que se había fugado temporalmente. Desde ese momento, el panorama tendió paulatinamente a consolidar el orden devenido de un modelo de país más justo, más inclusivo, más democrático, más igualitario, más latinoamericanista.
Y, claro, el crecimiento cuantitativo y cualitativo del espacio kirchnerista implicó, dialécticamente, la disminución y la fuga de las fuerzas opositoras. Con un drama peor: no tienen un tapón a la vista.
Este hiato aumenta progresivamente en razón que el crecimiento del modelo gobernante implica el crecimiento de todos los sectores socioeconómicos, más allá de banderías partidarias.
O sea: el proyecto nacional crece porque hace crecer al país; desde esa plataforma de efectividades conducentes, se afincan y crecen las
ideas, los sueños y las utopías de las mayorías. Siempre fue así. ¿Y entonces? Entonces aparece la necesidad de escupir sobre la mesa familiar de los argentinos. Esto es, incendiar la casa primero, para tocar el timbre después ofreciendo la mejor marca de matafuegos que hay en el mercado».

(Leer completa la nota de Jorge Giles haciendo click acá)

Tengan un domingo mágico y misterioso

In Bettie Page on 19 diciembre, 2010 at 0:01