Una publicación efímera, como todo

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Felices sueños

In Felices sueños on 23 enero, 2011 at 22:01

Cuando un ojo tapado era sexy

In por Mario Rivas, Relatos on 23 enero, 2011 at 20:08

por Mario Rivas

Cuando tenía unos cinco años pasamos una temporada viviendo con mi hermano en casa de mi abuela, en Avellaneda. Mi hermano tendría, ponele -como diría el inolvidable Gusty-, unos siete años.

Era verano y cuando se encendían las luces de la avenida solíamos ir a una plaza a jugar. Casi siempre encontrábamos allí a una vecinita muy linda, rubia ella, y que en la cuadra no nos daba ni bola pero en la plaza coqueteaba un poco con mi hermano. A mi, la verdad, mucho no me importaba la vecinita, estaba más preocupado por defender a Roma como el mejor arquero del mundo o en conseguir la figurita con la cara del Sargento Kirk de Combate, que era la más difícil del albúm.

En la plaza mi hermano tenía un extraño jueguito: le ganaba siempre el lugar para tirarse del tobogán a la vecinita y, para dejarla pasar primero, le pedía que se tapara un ojo con su largo pelo rubio. Hecho esto la vecinita pasaba primero. Yo nunca entendí qué gracia le encontraba mi hermano a esa cara con un ojo tapado. Mucho más interesante era tratar de verle la bombachita, cosa que no siempre se lograba.

Tiempo después comencé a descubrir las publicidades de mujeres con el ojo tapado, entre ellas la de la inolvidable Chunchuna. Pero nunca fueron «mi objeto del deseo», por así decirlo.

Hasta que conocí a Verónica Lake y ahí la cosa cambió, para siempre.

Hoy taparse un ojo con el mechón de pelo ya no se usa, ni siquiera en publicidades retro. Una lástima.

 

 

 

Una casi verdad no siempre es una mentira

In Opinión, por Rodrigo Fresán on 23 enero, 2011 at 14:49

Leemos hoy:

«A mí me encanta leer a escritores porque los escritores son, fundamentalmente, lectores. Y siempre preferiré lo que tiene para mentir un escritor antes que lo que tiene para mentir un político. Porque las mentiras de un escritor en cuanto a su proceder y modales son, siempre, partes inseparables de sus ficciones. Las mentiras de un político, en cambio, son gajes del oficio que consiste primero en hacérselas creer a sus votantes y después, cuando ya todo está perdido, creérselas él mismo mientras todo tiembla y se derrumba a su alrededor».

Para ser de Rodrigo Fresán no está nada mal este párrafo.

Pero mucho mejor lo explica Mauri K en este magnífico post. Sin desperdicos,  se los aseguro

Cada ficha en su lugar

In Opinión, por Horacio Verbitsky on 23 enero, 2011 at 11:44

Leemos hoy:

«Esta semana se cumplirán tres meses de la muerte de Néstor Kirchner. Algunos con alivio, otros con decepción han comprobado que pese a su dolor, Cristina desmintió con pulso firme e iniciativa política constante la imagen de dependencia respecto de Kirchner, construida para menoscabarla. El intento de presentar algunos pequeños contratiempos como signos del Apocalipsis chocó con el sentido común general. Nadie creyó que la ocupación de una manzana en Lugano por una pequeña banda de especuladores inmobiliarios, desbaratada en forma incruenta por un juez sobrio y activo; la escasez de billetes en los cajeros automáticos durante unos pocos días por déficits de gestión, los cortes de luz focalizados en algunos barrios por breve plazo, debidos a la falta de inversión privada en distribución como para cubrir los picos de verano e invierno; las dificultades para cargar combustible en algunas estaciones de servicio a raíz de un conflicto gremial y una disputa de intereses en la cadena de comercialización; y la detención en Barcelona de tres hijos de brigadieres vinculados con Duhalde, al llegar en un avión con una tonelada de cocaína, pudieran equiparse con los saqueos y el caos que acompañaron los últimos días de las dos últimas presidencias radicales, con el corralito, con el apagón general que paralizó el tránsito y la industria en el verano de 1989, con la condena judicial por lavado de dinero del narcotráfico al cajero de la campaña Menem-Duhalde en 1989, Mario Caserta, o con el aporte económico del Cartel de Juárez a la campaña de Eduardo Duhalde en 1999. Los esfuerzos por convertir estas farsas en una tragedia fueron inútiles. Más éxito tuvo la elección en Mar del Plata del mejor culo del verano».

(Leer completa la nota de Horacio Verbitsky haciendo click acá)

Tengan un domingo mágico y misterioso

In Bettie Page on 23 enero, 2011 at 0:01