Deja de llorar
por el príncipe soñado que no fue
junto a ti a volcar
el rimero melodioso de su voz.
Tras el ventanal,
mientras pega la llovizna en el cristal
con tus ojos más nublados de dolor
soñás un paisaje de amor.
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Es uno de mis tangos favoritos. Creo que nadie lo cantó como Raúl Lavié en esa versión que comienza con un largo solo de piano de Osvaldo Berlingieri (otro grande, como todos los pianistas que pasaron por la orquesta de Troilo). Es de no creer. Te lo recomiendo.
Eddie
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un tangazo!
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