LIBANO
Samuel Maoz, Fr., Israel, 2010, 95 min. PROYECCIÓN 35 mm
20.30 hs
Tristan Bauer, Esp., Argentina, 2010, 128 min. – PROYECCION 35 mm
No Apta Menores 13 años
y solo escucho ruidos… ruidos grasosos, ruidos
mosquiteros… ruidos de tripas hambrientas,
ruidos de cigarrillos que se suicidan casi al
final sobre un cenicero sucio y complaciente.
Ruidos de cucharitas que baten cafe, ruidos de
vasos aspirantes a copas, ruidos de neuronas
estrechadas y de siliconas cincuentenarias…
pero los rostros que acompañan ese silencio de
ruidos son las mismas caras de la semana:
politicos intentando ser simpáticos (aunque saben
que ya sabemos que mienten), casas muy humildes
que arden, horizontes que se encorvan, tapiales
enlutados con afiches que sonrien desde un
photoshop irreverente. Y nadie se asoma a disipar
las nubes, porque disipar no paga.6 de Junio de 1982, mientras Argentina veía con
dolor y sangre cómo caían los conscriptos en las
Islas Malvinas, se preparaba una guerra que
duraría 18 años. La «Operación Paz para Galilea»,
tal como rimbombantemente la bautizaron los
israelíes, consumió la vida de más de 30 mil
soldados… las razones de una guerra siempre son
odiosamente desconocidos para el resto de los
mortales. A veces basta una mirada, una pintada,
una palabra de más o un contexto político
inútilmente desvencijado. Nadie puede reir al
voltear su mirada hacia una guerra.
Samuel Maoz dicta cátedra de sencillez y horror
en 95 minutos; LIBANO es la mirada de cuatro
protagonistas montados en un tanque militar
«limpiando» el territorio enemigo…el director
toma algunas experiencias personales como soldado
novato y logra plasmar una poesía visualmente bizarra.
*****
Tristán Bauer, genio de los documentales o mejor
aún de las películas biográficas, consiguió los
testimonios mas íntimos y cotidianos de Ernesto
Guevara. El presidente de Bolivia, Evo Morales,
le permitió tener acceso a documentos
clasificados del Ejército Boliviano que se hace
con la mítica figura del Che… el resultado es
una inmensa obra histórica, desprovista de
subjetividades y con la clara intención de
provocarnos la sencilla melancolía de lo que no
somos capaces de hacer. Ni de ser.