por Mario Rivas
Llega una vieja a la cola de la panadería muy indignada porque, según cuenta para quien quiera oirla, no quisieron venderle a su nuera la cantidad de dólares que quería.
-¡No hay derecho –, grita al borde del colapso. ¿Por qué no controlan a los especuladores y se dejan de joder con la gente de bien?
Yo trato de meter un poco de racionalidad, no sea cosa que la vieja se clave ahí mismo y tengamos una desgracia.
-¿Y cómo harían para darse cuenta de que son especuladores? -pregunto.
-¡Ay nene! Eso lo sabe cualquiera : te das cuenta por la cara.