por Astrid Riehn
«¡Toninas! ¡Toninas!», exclama la señora señalando con un dedo el mar donde chapotea un puñado de surfers en trajes de neoprene negro.
Envejecer, supongo, es también empezar a ver animales en lugar de hombres.
por Astrid Riehn
«¡Toninas! ¡Toninas!», exclama la señora señalando con un dedo el mar donde chapotea un puñado de surfers en trajes de neoprene negro.
Envejecer, supongo, es también empezar a ver animales en lugar de hombres.
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¿les parece que veremos una bandada de tuninas?
Siempre me acuerdo de esta linea de Cortazar, de Los premios.
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ah, envejecer es otra cosa! Ja-
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