por Mario Rivas
Hoy me fui a comprar un jean. En el local me atendió su propio dueño, una especie de cowboy de Camel, versión cordobesa, claro.
Yo soy muy rápido en estos menesteres así que a los pocos minutos ya estaba resuelta la compra. Para no ser descortés con el tipo, que me brindaba una sonrisa como si fuéramos amigos desde la primaria, me puse a hablar un poco de música.
El cowboy me cuenta que le encanta Nino Bravo, que la semana pasada casi se compra un CD del español pero que al final desistió porque le daría mucha tristeza escucharlo «con todos los que se me murieron el año pasado», me dice.
Ya en la puerta del negocio, y al parecer repuesto de su bajón ninobravesco, me dice exultante: Lee el resto de esta entrada »