por Mario Rivas
No sé por qué pero siempre le ví cara de Pedro. Su historia no es muy diferente a la mía ni a la de tantos en este país: militante de la JP en los setenta, golpeado más o menos duro por la dictadura, sobreviviente, optimista empedernido, dos hijos, dos laburos y una mujer que ama y lo ama.
Ayer nos juntamos a tomar un vino que nos habíamos prometido para cuando pasaran las elecciones. Lee el resto de esta entrada »