
Impresionante túnel de ingreso al Complejo Hidroeléctrico Río Grande, en el Cerro Pelado de la Provincia de Córdoba.
por Mario Rivas
Nunca había ingresado a una mina, a no ser que se cuente como tal cuando de niño me metí con unos amigotes en una mina abandonada en La Calera, apenas unos metros y sin perder de vista jamás la boca de entrada. Así que no: nunca había ingresado de verdad a las entrañas de la tierra.
Un viaje largamente esperado
Habrá sido alrededor del 2005 o 2006, en todo caso en esa época trabajaba en Cadena 3 y alguien trajo un folleto sobre la Central de Río Grande. Desde entonces quería conocerla. Pero es toda una expedición llegar hasta ella, además de hacer los trámites para que te permitan visitarla. Como sea, Mariana consiguió los permisos adecuados y el sábado pasado, junto a Santino y a Patricio, partimos para conocer esta maravilla.
No tan lejos, no tan fácil
Cerro Pelado se encuentra a unos 27 km de la localidad de Santa Rosa de Calamuchita, 96 km al suroeste de Córdoba capital. La Central está enclavada (nunca mejor dicho el término) en las entrañas del Cerro, a unos 226 metros por debajo del nivel de vertedero del embalse principal. No hay transporte público que llegue hasta la Central.
El Complejo cuenta con dos embalses: el superior, Cerro Pelado y el inferior, Arroyo Corto, situado a 12 km aguas abajo del primero.
Llegada y recibimiento
En las oficinas del Complejo nos esperaba el Ingeniero Osvaldo Cortés, quien se encuentra al frente de esta Central Hidroeléctrica. Cortés está en la Central prácticamente desde el nacimiento de la misma y a pesar de ya estar en condiciones de jubilarse viene retrasando su retiro debido a que la política de vaciamiento que sufrió la EPEC (Empresa Provincial de Energía de Córdoba) durante años no se registraron nuevos ingresos y preparar un reemplazo no es tarea sencilla. Contar con un guía tan especializado y conocedor de la historia de su lugar de trabajo fue un lujo inesperado. En el parque de las oficinas se encuentra la piedra basal del Complejo, fechada en el año 1974.
Embalse Río Pelado

Embalse Cerro Pelado, visto desde abajo. También se pueden apreciar los generadores y las torres de alta tensión a la derecha de la foto.
Ascender el Cerro y encontrarse con el Embalse es una experiencia que deja sin aliento ante tanta belleza. El Embalse es de una tranquilidad apabullante y quizás por el día nublado, la quietud de sus aguas, el puente que lo atraviesa de una firmeza evidente pero como sostenido en el aire sobre la masa de agua es difícil de describir. Algo parecido al vértigo tuve en ese puente, quizás también el hecho de estar con cuatro ojos por Santino contribuyó a ese efecto.

Transformadores de energía en la Central Río Grande. 12 km más abajo se encuentra el embalse de Arroyo Corto desde donde también se bombea agua en contracorriente para generar energía.

Placa conmemorativa del inicio del llenado del Embalse Cerro Pelado, durante la presidencia de Raúl Alfonsín, año 1984.
Rumbo a las entrañas del Cerro
Después de las explicaciones detalladas del Ing. Cortés sobre lo básico de cómo funciona la Central llegó el esperado momento de conocer La Caverna, el corazón del Complejo Hidroeléctrico Río Grande.
A pesar de estar sólo a 226 metros por debajo del nivel de vertedero del embalse principal («sólo» es una manera de decir: cuando estás abajo da lo mismo si son cinco o docientos metros) para acceder a La Caverna hay que atravesar un túnel de casi 2 km de largo, con un ancho de 7 m por 7 m de altura. Excelentemente iluminado, el túnel cuenta cada 500 m con zonas para efectuar un regreso y todo luce impecable. De todas maneras uno no puede dejar de pensar que está ingresando al corazón de una montaña y que arriba de nuestras cabezas sólo hay piedra y agua.
Ingreso a La Caverna
Después de la colocación de los cascos protectores (Cortés tuvo la amabilidad de tener preparado un casco chico para que usara Santino) marchamos rumbo a la sala de máquinas y de control de todo el Complejo. Un portón, un puente desde donde se pueden ver maquinarias abajo, otro portón y ahora sí: La Caverna se nos muestra en toda su magnitud. Un salón de unos cien metros de largo por 30 de ancho, impecable, ni una gota polvo, tres pisos hacia arriba hacia el final y tres niveles de subsuelo, en donde se encuentran las 4 turbinas que pesan 50 tn cada una y están hechas de acero inoxidable.

En el segundo piso de La Caverna se encuentra la Sala de Comando, desde la cual se comandan todas las instalaciones del Complejo.
A un costado de este impresionante salón hay una Santa Bárbara traída desde Italia, santa protectora de los mineros. Con Santino le hicimos una ofrenda de coco que, dicen, es de su agrado. La ofrenda fue en el túnel, claro, que las normas de higiene no permiten estos elementos extraños en La Caverna.

El Ing. Cortés y el operario Nogueras, jefe de turno de la Central, frente a un tablero descriptivo y de control de todo el Complejo.
La importancia de los gobiernos nacionales en el desarrollo energético
El Complejo Hidroeléctrico de Río Grande se comenzó a construir durante el gobierno democrático de Isabel Martinez de Perón y sólo pudo ponerse en funcionamiento diez años más tarde, con el gobierno democrático del Dr. Raúl Alfonsín. En el medio, la dictadura militar puso una y mil trabas para que esto se hiciera realidad. Sin embargo se pudo y vale destacar que esta Central Hidroeléctrica produce más energía que la central nuclear de Atucha II.
Por último en todo este recorrido no pude dejar de admirar la impresionante capacidad de nuestros técnicos, operarios y trabajadores para construir una obra de tamaña magnitud y eficiencia: desde su puesta en marcha nunca tuvo que paralizar su funcionamiento por algún tipo de avería, como sí ha sucedido en otras centrales no construidas por técnicos argentinos. Ver para creer.
alucinante,qbuenisima la nota y las fotos(claro y las de santino,gracias.
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