Nacionales, Cine, Documental, 19 Ago (Télam).- En un documental bello y revelador que se estrenará mañana jueves, Daiana Rosenfeld y Aníbal Garisto evocan el profundo romance entre la joven y el líder anarquista italiano y a través de él rescatan la historia oculta de un movimiento libertario perseguido y olvidado.
“Es una historia de amor que terminó en tragedia en un contexto de anarquía. Ellos luchaban por un ideal, y su romance era un todo orgánico desde lo íntimo, lo político y lo social. Dieron todo por sus creencias”, explicaron los directores sobre el oscuro destino de Di Giovanni, fusilado en 1931 junto al hermano de América, Paulino Scarfó, por la dictadura de José Félix Uriburu.
La relación entre América y Severino fue muy pura y apasionada, pero también polémica porque rompía todas las reglas y prejuicios morales de principios del siglo XX (él estaba casado y ella tenía 14 años cuando se conocieron), pero ellos estaban más allá de los mandatos sociales porque sentían y vivían el anarquismo como “el amor en el sentido más amplio de la palabra”.
“En términos románticos, para ellos los ideales eran posibles y por eso llevaron a la práctica una relación de amor abierta. Por otra parte, existió un paralelismo muy fuerte entre su historia de amor, su tragedia y la tragedia que estaba viviendo el país en esa época”, afirmaron Rosenfeld y Garisto.
La película, que se estrena mañana jueves en el Espacio Incaa KM0, Cine Gaumont, y que ganó el concurso DOCTV Latinoamérica IV, narra a través de la mirada romántica de América -expresada por una voz en off que reproduce el amoroso diálogo epistolar que mantuvo con Severino– la historia de su propia tragedia, ya que se apartó de la vida y se refugió en el más profundo anonimato tras el fusilamiento de su pareja y de su hermano.
“Llegamos a la conclusión de que América quedó anclada en una época. Ella contaba que sentía dolores en el pecho. Era como si a ella también la hubieran fusilado y como si hubiera sentido esas balas que mataron a Severino y Paulino”, destacaron los directores, que tuvieron la idea de filmar este documental a partir de una investigación sobre la vida de mujeres anarquistas.
“Nos interesaba mucho hacer el retrato de una mujer, porque creemos que desde la intimidad de una persona se puede contar toda una época, toda una atmósfera. Nos parece que eso le da más riqueza y nos permite entender mejor ese momento histórico tan difícil”, añadieron sobre su idea de transmitir lo riesgoso de vivir apasionadamente el anarquismo en un período donde las ideas libertarias eran despreciadas y perseguidas.
Rosenfeld y Garisto recordaron que quedaron “fascinados” con las cartas que América mantuvo con Severino, “un personaje polémico y juzgado por sus métodos violentos que en realidad tenía un corazón enorme”, según se desprende de esas misivas, en las cuales se revela además “su otra cara, su faceta más humana, y se puede ver qué le pasa en su intimidad a una persona que lucha por un cambio social fuerte”.
Di Giovanni fue perseguido y fusilado porque no se quedó en la teoría y los panfletos, sino que pasó al accionar violento y habría participado de varios robos, de la voladura de la embajada de Estados Unidos como reacción al asesinato de Sacco y Vanzetti, la voladura del City Bank porteño y la del consulado italiano en Buenos Aires, donde estaban reunidos los mejores hombres de Mussolini en la Argentina.
A partir de documentos personales, fotos, imágenes de archivo, testimonios de Osvaldo Bayer y de Marina Burzuk, amiga personal de América, y sobre todo de las cartas de amor que recibía de Severino, la película reconstruye el crecimiento de una relación que trascendió a la sociedad de su época y se manifestó en un proyecto de vida comunitaria basada en una economía autosuficiente, vegetariana y de organización horizontal.
“No queríamos una historia que avanzara desde las entrevistas sino desde su propia intimidad. La idea era buscar imágenes que nos permitieran expresar las cosas que les pasaban a ellos. Queríamos meternos imaginariamente en la mente, el corazón y el espíritu de una joven de 14 años y transmitir sus vivencias desde su subjetividad”, recordaron los cineastas, que eligieron “un proceso artesanal y la forma de un collage” para el filme.
Según indicaron, “la idea era resignificar los archivos según lo que íbamos contando y no de forma literal, porque no nos interesa el archivo sólo por su valor documental sino por cómo nos ayudaba a contar o transmitir lo que queríamos. Como un contrapunto de eso tenemos algo muy documental que son sus cartas”.
“El anarquismo fue muy fuerte en el Río de la Plata pero la dictadura de Uriburu la reprimió fuertemente. Por eso queríamos rescatar la otra historia, la de aquellos que fueron signados por la sociedad como violentos. Rescatar la mirada de América era rescatar la mirada de estas personas asesinadas o arrinconadas en el anonimato por un sistema que invisibilizó o estigmatizó sus ideales libertarios”, añadieron.
Justamente, una de las preguntas que se hicieron los directores antes de empezar a filmar fue: “¿Por qué América se refugió en el anonimato tras la muerte de Severino y Paulino? ¿Cómo siguió su vida tras la tragedia que vivió?”, y la respuesta es que “ella no paró nunca de estudiar porque pensaba que esa era la única forma de ampliar su mente y de defender sus ideales, incluso hasta su muerte, a los 93 años”.