Carta abierta a los senadores de mi país

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Córdoba, 23 de marzo 2016

Senadoras y Senadores de la Nación

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El próximo jueves 30 Uds. van a ingresar al recinto del Congreso para aprobar, o no, una ley que tiene mucho que ver con mi futuro, el de mis hijos y el de mi nieto.

Yo sé que para Uds. hablar de futuro quizás no tenga demasiada relevancia puesto que, en lo inmediato, lo tienen asegurado. Se apruebe lo que se apruebe Uds. van a seguir cobrando sus respetables dietas. Algo que los argentinos de a pie no podemos decir. Es más, nosotros ni garantía de mantener nuestros trabajos tenemos hoy.

Pero tengan presente, si pueden, que de lo que Uds. decidan depende el futuro de sus hijos y de sus nietos también.

Yo sé que Uds. saben, como lo sé yo, que en este país nadie se acuerda de quienes posibilitaron el saqueo: la venta de YPF, la de Aerolíneas Argentinas, el desguase de los Ferrocarriles, el Megacanje, el Blindaje, esas leyes que nos sumieron en la miseria y la desesperación a millones de argentinos. Se recuerda, y no mucho tampoco, a los responsables máximos: Menem, Dromi, De la Rúa, Cavallo, y alguno que otro más. Pero de los que levantaron sus manos apoyando el saqueo nadie se acuerda. Uds. lo saben, yo también lo sé. Eso ha sido así en este país, por lo menos hasta ahora. Claro que en aquellos momentos las redes sociales, Internet, estaban en pañales y prácticamente no existían.

Uds., la mayoría al menos, justifican su voto para derogar dos leyes (la de cerrojo y la de Pago Soberano) en un acto de fe (“van a llegar dólares”, “van a llegar inversiones”, bla, bla, bla) pero sin dar una sola prueba de que esto va a ser efectivamente así y ni siquiera con garantías de que no vendrán nuevos juicios de los bonistas que quedan afuera de este arreglo.

Uds., la mayoría al menos, justifican su voto positivo para este nuevo endeudamiento de la Nación (o sea, de todos los argentinos) prometiendo que el mismo va a posibilitar nuevas inversiones, que este endeudamiento va  generar nuevos puestos de trabajo. Y yo quisiera hacerles una pregunta: ¿Van a venir inversiones para producir qué? ¿Autos, camiones, salchichas? Bien, ¿para venderle a quién? ¿A un mercado interno deprimido, a los chinos? ¿A quién le vamos a vender?

Uds., la mayoría al menos, hablan de que cerrar rápido y mal con los Buitres (como Uds. mismos reconocen) va a permitir incrementar obras en infraestructura a través de nuevos créditos internacionales. Como bien señaló el diputado Abel Furlán en la sesión de Diputados en donde se aprobó la derogación de las leyes en cuestión ¿para qué queremos infraestructura si no fomentamos la industria? La apertura de importaciones, entre otras medidas implementadas por el actual gobierno, no favorece precisamente el desarrollo de nuestra industria y el resultado de estas políticas ya se está viendo a lo largo y ancho de nuestro país: cierre de fábricas, despidos, retroceso de la actividad económica. Uds. lo saben.

Quizás sea ingenuo de mi parte pretender que con estas torpes líneas alguno de Uds. reflexione.

Pero Uds. son mis representantes y como tal quería hacerles llegar mi opinión, tal vez la puedan tener en cuenta al momento de levantar, o no, la mano para votar el futuro de todos nosotros.

Muchas gracias por su tiempo.

Mario Rivas