por Mario Rivas
Si algún acierto tuvo la aparición de Cristina en el programa de Roberto Navarro fue precisamente haberlo hecho vía telefónica. Al menos desde un punto de vista comunicacional. Fue una decisión meditada y acertada que tuvo en cuenta que “todo-el-mundo” ya está harto de verla. Los militantes no, claro. Pero para ellos hubo el arribo a Aeroparque y luego las palabras en la puerta de su departamento en Recoleta.
Y digo que fue un acierto porque Cristina no eligió el programa de Navarro para hablarles a los militantes sino al conjunto del pueblo argentino y especialmente, me da la sensación, a los votantes arrepentidos de Macri. Aquellos que ingenuamente y envenenados por los medios de difusión votaron un cambio pensando que iban a estar mejor, que el piso de los derechos conquistados en los últimos 12 años eran inamovibles.
Los discursos de Cristina nunca son “simples”; claros sí, pero sustanciosos, complejos. Y esta entrevista no fue la excepción. Estuvo en la línea de lo ya planteado el 13 de abril en Comodoro Py: “Les propongo conformar un Gran Frente Ciudadano, un frente donde no se le pregunte a nadie a quién votó, o en qué sindicato está, o si paga o no ganancias; que sólo se le pregunte cómo le está yendo, si mejor que antes o peor”. Y en este sentido gran parte de sus palabras estuvieron dirigidas allí, qué hacer frente a la brutal embestida de la carestía de la vida. “No se puede llevar la mitad de tu salario la luz y el gas. Nadie puede vivir para que el 50 por ciento de su salario se vaya en pagar el gas”, advirtió en el programa de Navarro. Y remarcó que, al ocurrir algo así, o bien la tarifa es muy alta o bien el salario es muy bajo.
Luego, volvió sobre un concepto ya expresado en Comodoro Py: «Cuando los dirigentes no respondan, tomen la bandera y marchen adelante; acá no hay salvadores ni mesías». Aquí en la entrevista fue más a fondo y señaló: «No hay ni apellidos ni nombres salvadores, hay construcciones colectivas. Nadie puede constituirse en vanguardia de nada que la gente no quiera ser». Tomó para ejemplificar la movilización contra el tarifazo en Villa Gesel. Todavía no se había producido el triunfo de los amparos contra el aumento del gas en Córdoba. (Sobre esto último dos conceptos: el juez federal Bustos Fierro había desestimado la presentación de recurso de amparo contra el tarifazo del gas de unos 1200 vecinos de la ciudad de Córdoba. La Cámara Federal invalidó esta resolución y dio lugar a los recursos, que en esta oportunidad fueron presentados por más de 4000 vecinos. Digo, la batalla va a ser larga y no hay que desanimarse. Hoy me decía un pequeño comerciante al cual había intentado inútilmente de convencer para que fuera a presentar el recurso de amparo: “Tenías razón. Hay que comprometerse más”. En esta lucha vamos a ir aprendiendo todos y nadie, de los que queremos un país más inclusivo y más justo, debe quedar afuera).
Hubo por supuesto más conceptos en la larga entrevista de casi una hora con Navarro (por cierto, me puso muy contento que fuera Navarro el elegido para hacer su primera aparición televisiva: un periodista “del tablón”, de “la popu”, uno que entienden todos más allá de gustos y preferencias), pero me quedo con un concepto a mi entender fundamental, cuando señaló que en la discusión política frente al macrismo «están faltando ideas fundamentalmente. No es un problema de que falte oposición, hay que plantear ideas», insistió.
De eso se trata, de generar ideas que permitan frenar el más brutal avasallamiento en democracia de la derecha en toda la historia argentina.