
«Hay un retroceso y hay confusión en lo que hasta ahora se podía definir como la inserción de los derechos humanos en una sociedad que se expresa ahora más sensibilizada por el linchamiento público de De Vido que por el anuncio de la recuperación número 125 de un nieto por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo anunciada el jueves», plantea Luis Bruschtein en esta nota.
«Como la mayoría de las obras públicas no las construye el gobierno sino que las licita, el clásico de la corrupción es pagar o recibir la coima para ganar o conceder una licitación con sobreprecios. Las personas que el miércoles festejaban la detención de Julio De Vido en su puerta estaban convencidas de que el ex ministro de Planificación es la personificación monstruosa, el sumun plus ultra de la corrupción. Pero en ninguna de las causas en su contra se menciona la palabra coima, o comisión o lo que sea. Lee el resto de esta entrada »