
«Desde el gobierno se naturaliza el despliegue de fuerzas de seguridad para acallar las voces disidentes. Se reprime «preventivamente». Todo se hace en base a una argumentación que carece de todo asidero: un futuro mejor», plantea Washington Uranga en esta nota.
«La imagen de un Congreso blindado por fuerzas de seguridad para impedir que los ciudadanos se acerquen para expresar públicamente su oposición a lo que, a todas luces, resulta un nuevo atropello a los derechos de quienes menos tienen, es una clara expresión de una democracia sitiada y, por lo tanto, restringida en cuanto a su esencia: manifestar la diferencia. Lee el resto de esta entrada »