
«El inesperado cacerolazo del lunes fue un síntoma de que por primera vez gran parte de la sociedad había perforado esa fuente de poder oficialista que es su blindaje mediático. Y surgió la posibilidad de actos de unidad opositora en los hechos frente a las iniciativas regresivas del gobierno conservador», plantea Luis Bruschtein en esta nota.
«Pesadilla en cuatro actos. Primero dice en la campaña electoral que no va a tocar a los jubilados. Ipso facto, lo primero que hace cuando gana es mandar una ley que les saca cien mil millones de pesos por año a los susodichos. Después de saquearlos, dice en un discurso que la prioridad principal de su gobierno son los jubilados a los que acaba de estafar. Y después de decir que son su principal desvelo, va a felicitar a los policías que les rompieron la cabeza. La misma cara en los cuatro actos como si todo fuera lo mismo. Lee el resto de esta entrada »