por Mario Rivas
Me gusta ver en las noches las ventanitas iluminadas en los edificios. Si hace frío, como ahora, y estoy en la calle, me gusta añorar estar allí adentro. Dentro del calor de un hogar.
Suelo imaginarme que está sonando una música de jazz y una mujer que amo me espera con una copa de vino mientras yo preparo la cena. Me gusta imaginarme la tibieza dentro de esa ventanita.
También he pensado, a veces, que allí adentro puede que la pareja esté discutiendo por las cuentas que no pueden pagar. Puede que se estén diciendo palabras terribles sin darse cuenta de la dicha que poseen. Me gustaría gritarles desde la vereda en que estoy que disfruten lo que tienen, que eso, como todo en la vida, se evapora más rápido de lo que uno quisiera. Pero no me escucharían.
Sigo mi camino, contento de estar en la calle.